domingo, 31 de diciembre de 2017

¿HACÍAN MÚSICA?

Las culturas humanas tienen cientos de miles de manifestaciones diferentes, que son pequeñas piezas de ese gran puzle que es su cosmovisión. Los objetos de uso cotidiano, las costumbres o el idioma, por ejemplo, forman parte de estas, pero una de las más características y más agradables de descubrir es la música. Lo mismo ocurre con las culturas prehistóricas, cuya “música” se está desentrañando cada vez más.





















Fotograma de la película “The Cave of Forgotten Dreams” sobre la cueva de Chauvet. Fuente

La pregunta obvia –y obligada- es si aquellos humanos paleolíticos tenían o no música. Y la respuesta que damos, de manera casi rotunda, es que sí. Los Homo Sapiens Sapiens están dotados “de un órgano vocal capaz de emitir sonidos. […] muchas de estas emisiones nacen de lo más profundo del ser y dibujan en el aire la imagen de un estado psíquico […] como gritos, exclamaciones, suspiros; […] cantos, vocalices, melismas, giros y evoluciones vocales, etc” . Probablemente, las primeras frases musicales realizadas por el Homo Sapiens Sapiens  fueron con el órgano que le ha dotado la naturaleza para crear sonidos: su propia voz.
Más allá de la voz, se estudia el uso de una gran variedad de instrumentos musicales que han aparecido de manera más o menos clara en el registro arqueológico, que dividiremos entre percusión y aerófonos, dado que los instrumentos de cuerda probablemente aparecieron tras el uso del arco, es decir, a partir del mesolítico o del epipaleolítico.
En el caso de los instrumentos de percusión, uno de los más sobresalientes, y sirviendo de ejemplo para este tipo de útiles, es el del yacimiento ucraniano de Mezhirich (20.000 BP aprox.), excavado en los años 50 y 60 del siglo pasado. Entre los restos de una cabaña con un armazón de huesos de mamut, se encontró un montón de huesos del mismo animal, tales como el ilíaco, un maxilar o un omóplato, recubiertos de decoraciones geométricas y pigmentos rojos, además de un par de pequeñas porras de marfil, un martillo de asta de reno, un fémur de mamut vaciado por dentro, restos de conchas marinas y un hallazgo muy singular: un brazalete formado por ocho pedazos de colmillo densamente decorados que podía utilizarse como un cascabel, lo que se interpretó como un accesorio para la danza. Los huesos pintados presentaban marcas de haber sido utilizados para golpear, al igual que el asta de reno, mientras que el fémur presentaba un desgaste importante y tenía marcas de haber sido golpeado. Por estas condiciones se interpretaron como idiófonos, de lo que Bibikov llama “una orquesta primitiva” que se utilizaba para ocasiones especiales como ritos o fiestas, depositada en un edificio “público” y compuesta por los restos anteriormente comentados.
Los aerófonos son los instrumentos que más han aparecido en el registro y con cronologías más antiguas, como es el caso de la flauta de Hohle Fels fechada en torno al 35.000 BP, en un contexto auriñaciense.
Dentro de esta categoría encontramos tres instrumentos diferentes: los silbatos, las flautas y las bramaderas.
Las bramaderas son tablillas de madera, hueso o metal de poca anchura y de forma oval, que unidas por un extremo a una cuerda a través de un agujero en uno de los extremos, se hacen girar con esta alrededor del cuerpo del músico para producir un sonido modulante, ni rítmico ni musical, que varía de altura según el tamaño de la bramadera y la velocidad de giro, como se muestra en este vídeo. Han sido documentadas en varios yacimientos tras revisar los materiales, porque en muchas ocasiones se habían interpretado también como objetos de adorno, lo que no se puede descartar. Pertenecen a las cronologías de las dos últimas grandes culturas del paleolítico superior final, desde el solutrense medio hasta el magdaleniense final.












Bramadera de la cueva francesa de la Roche. 160x35mm aprox. Fuente

Los silbatos paleolíticos están realizados casi siempre en las falanges de ciervo, fragmentadas o enteras, con un extremo cerrado y el otro abierto con una o varias perforaciones, que producen una única nota aguda que en los casos de los silbatos con varias perforaciones podría modularse. La interpretación de estos silbatos no sólo es como tal, sino que también se ha planteado la posibilidad de que se trate de reclamos para cazar, lo cual evidenciaría igualmente que en el paleolítico superior dominaban este tipo de instrumento para poder recrear el sonido exacto de un animal, por lo que además de una tradición tras esto, también podrían ser utilizados para otros fines. También se ha barajado la posibilidad de que se trate de un fragmento de uno de los tubos de una flauta de Pan, que estuvieron unidos por correas. Estas flautas están compuestas por varios tubos de distintos tamaños unidos en posición vertical, con un único orificio por donde el intérprete desliza los labios horizontalmente. Estos silbatos, abarcan cronologías desde el Auriñaciense hasta el Magdaleniense y se concentran en el Pirineo Occidental.
El instrumento más antiguo y más hallado, sin embargo, es la flauta. Las flautas paleolíticas generalmente suelen ser transversales, con distintas formas de desembocadura: en forma de pico, de hendidura o trapezoidal. La tipología es muy diversa: encontramos flautas con 3 ó 4 agujeros en una cara y cerradas por uno de sus lados, como  la flauta de Molodow, otras con agujeros en ambos lados de la misma, como  la flauta de Kentshole o de tipología similar a las modernas, como es el conocido caso de las flautas auriñacienses alemanas.





























Flauta del yacimiento alemán de Hohle Fels, de 21 cm de largo por 8 mm de diámetro. Fuente

Al igual que en los silbatos, ha sido comprobado si realmente podían producir un sonido al soplar por ellas y si en el caso de las flautas, el tapar los agujeros conseguía modular el sonido. Se realizaron réplicas de las piezas y por medio de un análisis musicológico se vio qué posibilidades musicales tienen esos instrumentos para nosotros, para poder hacernos una idea de qué podrían haber hecho con ellas en el paleolítico superior. Es el caso, por ejemplo, de la flauta de Geissenklösterle, cuyo sonido se puede escuchar pinchando en el enlace.
Están realizadas en material óseo, generalmente en huesos fáciles de perforar, largos, redondos y finos, como los de aves rapaces, aunque también encontramos el ejemplo de las “flautas” de Dolní Věstonice, realizadas en hueso de mamut durante el Solutrense Pleno. El trabajo de estas piezas de arte mueble es muy delicado, por lo que quienes la hicieron, además de una destreza magistral, ya tenían una sólida base cultural de trabajo de este tipo de elementos.
Más allá de las tipologías y si realmente son instrumentos musicales o no, hay una pregunta que plantea el que los HaM del final del paleolítico produjeran música: ¿Para que la utilizaban?
Para responder a esta pregunta, nos servimos de la comparación etnomusicológica, disciplina desde la que se establecen tres perspectivas de análisis para la música: la primera, analiza la música por la “causalidad instrumental”, es decir, si los instrumentos los utiliza un determinado rango social, un sexo en concreto o están reservados para una única profesión. La segunda lo hace desde la finalidad de la música, si es ritual o de ocio, por ejemplo. La tercera, que agrupa las diferentes manifestaciones musicales que responden a emociones humanas, como cantos al amor o al dolor, por ejemplo. Analizando los distintos instrumentos desde estas perspectivas se puede llegar a comprender la función de la música en una sociedad, cuya función es múltiple y muy diversa, al igual que seguramente lo fue en estas sociedades del paleolítico superior.
Inluso podríamos llegar a preguntar si realmente se hizo música con estos instrumentos. Ya hemos mencionado el caso de que los silbatos fueran reclamos para la caza, pero además encontramos “flautas” sin agujeros que se han interpretado como tubos para soplar el pigmento a la hora de pintar; o puede que estos instrumentos no se utilizaran para producir música, sino que se utilizaron siguiendo un código de sonidos como medio de comunicación a larga distancia, lo que cuadraría con el uso de los silbatos o las bramaderas, siendo este uso el que les dan los aborígenes australianos a estas últimas.
Los útiles prehistóricos son multiusos, no se utilizan únicamente para un fin; pero estos instrumentos parecen tener funciones muy específicas, y en el caso de las flautas, llevan una  inversión de horas de trabajo relativamente grande, que no se dedicarían si no tuvieran un papel muy significativo dentro de su cultura.

Extraído de http://www.temporamagazine.com/la-musica-en-el-paleolitico-superior/
Esperamos haber dotado a la imagen mental de nuestros primeros ancestros de -mucho- sonido.
Bibliografía |
N. BIBIKOV, SERGEI, “Una orquesta de la edad de piedra”, El correo de la UNESCO. París: UNESCO, 1975. 

RUBIO DE MIGUEL, ISABEL, “Instrumentos musicales de la prehistoria: El paleolítico (II), Boletín de la asociación española de Amigos de la Arqueología. Madrid: Asociación Española de Amigos de la Arqueología, 1992.
FERNÁNDEZ DE LA CUESTA, ISMAEL, “Historia de la música I”, Madrid: Conocer el Arte, 1997.
MÉNDEZ FERNANDEZ, MARIO y GARCÍA SÁNCHEZ, EDUARDO, “Instrumentos musicales paleolíticos: la flauta magdaleniense de la Cueva de la Güelga,  Espacio, tiempo y forma. Serie I, Prehistoria y arqueología. Madrid: UNED, 1998.
SCHAEFFNER, ANDRÉ, “Origine des instruments de musique : introduction ethnologique à l’histoirede la musique instrumentale”, Paris: École des Hautes Études en Sciences Sociales, 1994.