jueves, 5 de marzo de 2015

EL HUMANO MÁS ANTIGUO: LD 350-1

Ayer 4 de marzo se publicó la noticia. Se han encontrado restos de un homo más antiguo que el homo habilis.

Extraido de esta web
Una mandíbula con unos pocos dientes encontrada en Etiopía ha bastado para retrasar la aparición de los primeros humanos del género Homo a hace 2,8 millones de años. Y es que este fósil adelanta a los más antiguos conocidos de nuestro linaje en más de 400.000 años. El descubrimiento ha sido publicado hoy en la revista Science, aunque la pieza fue hallada en 2013 en el área de investigación de Ledi-Geraru en la región de Afar (Etiopía).
 
“Esta mandíbula es el fósil más antiguo perteneciente a nuestro género”, asegura a Teknautas el investigador de la Universidad de Nevada y coautor del estudio, Brian Villmoare. “Esto implica que los Homo aparecieron hace casi 3 millones de años, en fechas similares a las últimas especies de Australopithecus, y además sitúa su origen en el este de África”, añade. Por este motivo, aunque la nueva especie todavía esté sin catalogar (de momento la mandíbula ha sido bautizada con el nombre poco romántico de LD 350-1), el descubrimiento estrecha el hueco existente entre los últimos Australopithecus y los primeros Homo.
El paleontólogo del yacimiento de Atapuerca Ignacio Martínez-Mendizábal, que no tiene relación con el descubrimiento, valora el hallazgo como “muy importante” por varios motivos. En primer lugar, devuelve a Lucy (nombre coloquial del ejemplar de Australopithecus afarensis más famoso) su candidatura como antepasado directo de Homo. Además, explica la aparición de herramientas hace 2,5 millones de años, que hasta ahora se atribuían a A. ghari. Por último, confirma la hipótesis de que los primeros Homo aparecieron en el este de África.
Para Martínez-Mendizábal, Australopithecus ghari es uno de los principales perjudicados por la mandíbula de Ledi-Geraru, ya que hasta ahora se le consideraba el fabricante más probable de estas primeras herramientas, así como el antecesor de Homo más plausible. En otras palabras, este nuevo fósil le devuelve la gloria a A. afarensis, y coloca a Lucy y los Homo en el mismo lugar y casi en el mismo tiempo.
“Gran parte de la anatomía de la mandíbula recuerda a los Homo, pero la zona frontal es similar en forma y tamaño a la de Lucy”, aclara Villmoare. En otras palabras, el espécimen estaría a mitad camino entre ambos géneros.
LD 350-1 consiste en la parte izquierda de una mandíbula inferior con cinco dientes. Sus muelas pequeñas, premolares simétricos y la mandíbula proporcionada de este fósil son característicos de las primeras especies humanas, como el Homo habilis que vivió hace 2 millones de años.

El descubrimiento estrecha el hueco existente entre los últimos 'Australopithecus' y los primeros 'Homo'
Por el contrario, la barbilla inclinada es más propia de primates homínidos como los Australopithecus. Por este motivo, el hallazgo estrecha considerablemente el hueco entre los primeros Homo y los primates homínidos como Australopithecus afarensis (conocida por sus amigos como Lucy).
Hasta ahora existían pocos fósiles bien conservados de los primeros humanos, por lo que no estaba claro cuándo surgió el linaje que dio lugar a los humanos modernos, y por ende a nosotros mismos. Este descubrimiento retrasa la aparición de los primeros Homo hasta los 2,75 o incluso 2,8 millones de años, cuando los restos más viejos conocidos hasta hoy tenían unos 2,3 millones de años de antigüedad.
Datar la antigüedad de un fósil tan viejo a partir de la misma pieza es imposible. Para lograrlo, los geólogos determinan la edad de las capas de roca en las que el hallazgo estaba incrustado. Así, el equipo dató la ceniza volcánica utilizando dos isótopos del argón (Ar40 y Ar39) para así averiguar cuándo tuvo lugar la erupción volcánica que forjó la muestra.
¿Nacidos de un cambio climático?
La mandíbula no ha sido el único fósil encontrado en Ledi-Geraru, sino que también le acompañan restos de antílope, animales pastadores, elefantes prehistóricos, hipopótamos y peces. Una fauna que sugiere que esta zona de Etiopía estaba formada por praderas, matorrales y bosques, con un paisaje similar a las llanuras del Serengueti actuales.
 
Algunos investigadores sugieren que se produjo un cambio en el clima hace 2,8 millones de años que aumentó la aridez de esta zonas e impulsó numerosos cambios evolutivos, entre los que se podría encontrar la aparición del primer Homo. “Nuestros datos coinciden con esta hipótesis, pero no todos los fósiles dicen lo mismo”, asegura el investigador de la Universidad del Estado de Pennsylvania Erin DiMaggio, y coautor del estudio, que defiende la necesidad de continuar trabajando al respecto.
En 1964 Louis Leakey anunció el descubrimiento del Homo habilis (manitas, para los amigos), probablemente el primer humano conocido. Ahora, un grupo de investigadores del Instituto Max Planck (Alemania) ha llevado a cabo una nueva reconstrucción de su mandíbula, de 1,8 millones de años. Según el trabajo, publicado hoy en la revista Nature, la mandíbula de este homínido era mucho más primitiva de lo que se pensaba, lo que apoya el descubrimiento de Etiopía. Dos nuevos descubrimientos que aumentan nuestra comprensión sobre el origen y la evolución de los antepasados más recientes del Homo sapiens.

miércoles, 4 de marzo de 2015

EL HOMBRE DE HIELO. HOMBRE DE ÖTZI.

El 19 de septiembre de 1991, una pareja de turistas alemanes que paseaba a 3.210 metros de altitud en el glacial italiano Schnal Valle, en los Alpes orientales, muy cercana a la frontera con Austria, encontró un cuerpo congelado que resultó corresponder a un cuerpo de un varón que había muerto hace entre 5.300 y 5.100 años y que había quedado momificado por las bajas temperaturas de la alta montaña. Al cuerpo se le denomina Hombre de los Hielos u Hombre de Ötzi y es la momia más antigua que existe en el mundo.





































Desde entonces, el cuerpo ha sido profusamente estudiado para conocer cómo vivió y cómo murió. Se sabe que el hombre debía medir unos 1,59 metros, pesaba unos 50 kilos y tenía unos 46 años cuando murió, probablemente porque se desangró lentamente por un flechazo que recibió en el hombro izquierdo. También se sabe que había comido cabra salvaje en gran cantidad, justo antes de morir. Estaba vestido con pieles de cabra, botas de piel de oso y de ciervo impermeables rellenas de hierba, capa de cuero y un gorro de piel de oso. Tenía su equipo muy a mano en una bolsa atada a la cintura: un hacha de cobre, un cuchillo de pedernal, un aljaba llena de flechas, puntas de pedernal, un arco de madera, un trozo de yesca para hacer fuego y setas que debía utilizar en caso de enfermedad.
 

martes, 3 de marzo de 2015

MENDEL Y EL GUISANTE. LAS LEYES DE LA GENÉTICA.

 
Hacia el año 1856, aproximadamente, en la misma época de Darwin, Gregor Mendel (1822-1884) un monje austriaco, iniciaba una serie de experimentos que llevaría a una nueva comprensión del mecanismo de la herencia.
 La gran contribución de Mendel fue demostrar que las características heredadas son llevadas en unidades discretas que se reparten por separado en cada generación. Para sus estudios escogió la arveja o guisante común (Pisum sativum). Trabajó experimentalmente durante 7 años. En el año 1865, comunicó sus experimentos en una reunión de la Sociedad de Historia Natural de Brünn, en donde los asistentes aparentemente no entendían lo que Mendel les estaba hablando. Al año siguiente su trabajo fue publicado en las Actas de la Sociedad (revista que circulaba por las bibliotecas de toda Europa). A pesar de ello, su trabajo fue ignorado durante 35 años y no recibió reconocimiento científico hasta después de su muerte.