miércoles, 23 de diciembre de 2015

NEANDERTALES

Las características sociales y culturales de los neandertales constituyen un campo de estudio actualmente muy relevante, tanto en el estudio de la prehistoria como desde un punto de vista más mediático. A pesar de que, aún hoy en día, existen discrepancias sobre si dicho grupo pudiera haber desarrollado la capacidad de dar un significado simbólico a determinados actos, los últimos hallazgos y los importantes avances en el campo de la paleontología parecen apuntar a que estos homininos no eran tan distintos de los actuales seres humanos en su vida cotidiana.
Los neandertales se organizaban en pequeños grupos nómadas de cazadores recolectores. El nomadeo se ha podido determinar mediante el análisis de los isótopos de estroncio presentes en el esmalte dental, que dependen del ambiente y se fijan durante el crecimiento del individuo. Con este método, se estudia si crecieron en el mismo entorno en el que fueron encontrados sus restos fósiles. Si la huella de estroncio hallada en el esmalte dental no coincide con la obtenida del entorno, se supone entonces que el individuo creció en otro lugar, y, por tanto, se establece su trashumancia. A pesar de este nomadeo, existen emplazamientos fijos en los que se aprecia una continuidad de ocupación a lo largo del tiempo, aunque no es posible determinar si se trataría de un mismo grupo familiar de neandertales o de varios distintos. Este hecho puede observarse en múltiples yacimientos, en los que se aprecian diferentes periodos de ocupación. Entre las hipótesis propuestas para explicar su desplazamiento continuado se baraja que se trasladaran siguiendo las diferentes manadas de grandes mamíferos en sus episodios migratorios, ya que su dieta estaba constituida principalmente por équidos, cérvidos y bóvidos, entre otros.
Tal dieta dependía de la estación, aunque esencialmente estaba compuesta por grandes mamíferos, por lo que eran carnívoros de forma mayoritaria, tal como señalan los restos de fauna procesada encontrados en diversos yacimientos, los estudios realizados de microdesgaste dental y el análisis de isótopos de carbono y nitrógeno en los huesos. Por otro lado, también consumían vegetales, aunque en menor cantidad, tal como evidencia la presencia de fitolitos en el sarro dental. Asímismo, se hipotetiza que los neandertales utilizaran las plantas con otros fines, no sólo como alimento. Así, en estudios recientes del sarro dental, se han hallado trazas de vegetales como la camomila, utilizada en la actualidad para el curtido de pieles.
La industria lítica asociada a los neandertales, el hábitat boscoso donde vivían, el tipo de presas que cazaban y la morfología del cuerpo apuntan a que este grupo humano seguía una estrategia  “cuerpo a cuerpo” con lanzas para cazar. Posiblemente por ello es frecuente encontrar fracturas y traumatismos en el esqueleto de estos individuos. Se deduce que tanto hombres como mujeres cazarían, de acuerdo con la falta de evidencias en el esqueleto poscraneal que apunten a una especialización en la caza por parte de uno de los dos sexos, mientras que en el otro hubiera una tendencia a presentar menor robustez esquelética o inserciones musculares menos marcadas. Además, dada la hipotética estrategia de caza de los neandertales y el número reducido de individuos que podrían tener estas familias, es de esperar que sería beneficiosa la colaboración de todo el grupo.
Reconstrucción de una mujer neandertal cazando con lanza "cuerpo a cuerpo". Fuente.
Reconstrucción de una mujer neandertal cazando con lanza “cuerpo a cuerpo”. Fuente.
Por otro lado, sí que se observa una división por sexos en otras actividades, según los estudios de microdesgaste dental llevados a cabo por Estalrrich et alli. (2011) con los individuos de El Sidrón. En consecuencia, actividades como el curtido de pieles serían realizadas predominantemente por las mujeres neandertales, mientras que otras, como la talla o retocado de herramientas, serían llevadas a cabo por los hombres.
Una de las prácticas más características de los neandertales, es el uso de la boca como tercera mano, utilizando la dentadura para actividades como el retoque de herramientas y piezas líticas, el curtido de pieles o el despellejado de las presas. Estas actividades dejan una huella característica en los dientes, observándose un alto grado de desgaste oclusal, mellas en el borde del diente y estriaciones culturales. Estudiando estas últimas, se deduce que el individuo sujetaba el material con la boca, lo agarraba con una mano, y lo cortaba con la otra, dejando marcas en los dientes causadas por la herramienta utilizada, tal como hacen los actuales inuits. Además, se pueden observar en los neandertales los llamados “surcos interproximales”; es decir, estrías entre la corona dental y la encía causadas por el roce repetitivo de palillos de madera, tendones o fibras vegetales, probablemente llevado a cabo como medida de higiene o para aliviar el dolor causado por diversas infecciones bucales. Dichas patologías se observan con frecuencia, posiblemente, debido al uso intensivo de la dentadura.
Uso intensivo de la dentadura. Fuente.
Uso intensivo de la dentadura. Fuente.
Es común en estos humanos del Pleistoceno encontrar líneas de hipoplasia dental en los dientes, que se generan en periodos de gran estrés fisiológico, como enfermedades o deficiencias nutricionales. Esta característica coincide con lo esperado para sociedades cazadoras-recolectoras, las cuales soportan duras condiciones de vida. La relación entre las líneas de hipoplasia y el crecimiento del esmalte nos permite conocer la duración y la edad a la que se produjo el estrés. De esta forma, se ha identificado en un gran número de neandertales un periodo de presión fisiológica, alrededor de los tres o cuatro años, que se asocia con la etapa de destete. Se infiere, por tanto, un intervalo de aproximadamente cuatro años entre nacimientos en el grupo familiar neandertal, lo que coincide con actuales nómadas cazadores-recolectores, en los que los partos se encuentran más espaciados en el tiempo que en sociedades agrícolas-ganaderas o industriales.
Respecto a la estructuración del grupo familiar, recientes investigaciones basadas en el ADN mitocondrial (que se hereda por vía materna) abonan la hipótesis de una patrilocalidad en los grupos neandertales; es decir, un desplazamiento de las mujeres desde su grupo de origen mientras los hombres se mantendrían en el mismo. En recientes estudios llevados a cabo con los individuos del yacimiento de El Sidrón, se obtuvo que la mayoría de los hombres compartían el mismo linaje mitocondrial, mientras que ninguna de las mujeres analizadas coincidían entre sí. Esto ocurre en grupos sociales actuales en los que la mujer se desplaza al entorno de su pareja. Todo ello podría traducirse en que la mujer se encontrase en una situación de vulnerabilidad, al menos al comienzo de su vida en el grupo de su pareja, mientras que los hombres mantendrían sus relaciones familiares durante toda la vida, pudiendo sostener una jerarquía estable.
Para finalizar, es necesario mencionar la organización y los usos llevados a cabo por los neandertales en su área habitacional, mayoritariamente, mediante el uso del fuego. Su entorno doméstico estaba dominado por numerosos hogares que constituirían el centro de la actividad social del grupo, alrededor de los cuales tenían lugar las actividades de talla de las herramientas líticas, así como el procesado, cocción y consumo de las presas. Anexos a estos hogares centrales, existirían otras zonas en las que se desarrollarían los procesos de descarnado que requiriesen un mayor espacio o una mejor iluminación, según lo observado en yacimientos como El Abric Romaní (Capellades, Barcelona). Por último, cabe mencionar la posible construcción de estructuras de madera (por ejemplo, trípodes) asociadas a los hogares, ya sea como soporte para habitáculos cerrados o para realizar algún tipo de actividad ligada al fuego. También se especula con la funcionalidad que tendrían oquedades excavadas en el suelo entre los hogares, en cuyo interior se han encontrado numerosas rocas calcáreas y restos de espeleotemas con fracturas térmicas (que se producen al soportar altas temperaturas), apuntándose que podrían haber sido recipientes para calentar agua. Por último, recientemente se han encontrado diversos restos de uso de pigmentos y adornos personales, como plumas y collares en los yacimientos de Grotta du Renne, Arcy-sur-Cure (Francia), cueva de los Aviones y cueva Antón en Murcia y en la cueva de Krapina (Croacia), que reafirman la existencia de un comportamiento simbólico entre los neandertales.
Reconstrucción de un grupo familiar neandertal en su entorno doméstico. Fuente.
Reconstrucción de un grupo familiar neandertal en su entorno doméstico. Fuente.
En conclusión, y a falta de muchos aspectos que quedan por desarrollar y otros muchos que aún deben esclarecerse, se puede deducir que el grupo neandertal seguía un patrón social parecido a los presentados por cazadores-recolectores actuales, con desarrollo de prácticas y técnicas que hacen suponer que estaban dotados de habilidades semejantes a las de estos grupos de humanos modernos en el campo de la vida cotidiana y la supervivencia. De esta forma, podemos aproximar que la familia neandertal muestra características comunes a las familias humanas que encontramos hoy en día en entornos tribales, pero con marcadas peculiaridades que la hacen singular y le dan una identidad propia, que no se aleja demasiado de lo que popularmente consideramos como “cultura” o “humanidad”.