La huella de una de las manos de la cueva de El Castillo (Cantabria) tiene una antigüedad de 37.000 años, según la investigación recientemente publicada en Science. Los investigadores plantean la posibilidad de que estas primeras pinturas fueran realizadas por neandertales y no por Homo sapiens como se creía, pero ¿podríamos distinguir entre la huella de un humano moderno y la de un neandertal? Los expertos en anatomía tienen la respuesta.
Esta huella sobre el "Techo de las Manos", en la cueva de El Castillo, tiene una antigüedad de 37.000 años según la investigación realizada por un equipo internacional y publicada hace unos días en la revista Science. La nueva fecha abre una posibilidad hasta ahora no contemplada: que las primeras pinturas no fueran realizadas por Homo sapiens, sino por los neandertales que aún convivían en esa época con nuestra especie.
"Los neandertales tenían una estructura ósea considerablemente más robusta y en las manos sucedía lo mismo"
Las pruebas muestran que los primeros humanos usaban dos métodos para fijar sus huellas: o bien impregnaban directamente la mano con ocre y la plantaban sobre la pared, o utilizaban una especie de aerógrafo soplando por un huesecillo como los que el equipo de Rasines ha encontrado en Altamira. Un comportamiento bastante sofisticado que no se ha probado en neandertales.Pero, ¿para qué pintaban? El motivo último por el que los primeros hombres dejaban la huella de sus manos en las paredes de las cuevas no es más que una hipótesis. La interpretación general lo atribuye a un sentido simbólico, tal vez espiritual. Este tipo de comportamiento está atribuido con certeza a nuestra especie, pero ¿lo tenían los neandertales? "Ése es el fondo de la cuestión", comenta Rasines, "si eran capaces de tener la capacidad de abstracción. La hipótesis que necesitaría pruebas es la de que lo realizaron los neandertales".
Extraído de esta web.